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La pérdida de audición se puede experimentar en diversos grados, como leve, moderada, moderadamente grave, grave o profunda. Además, esta pérdida también puede variar según los tonos o las frecuencias. Una serie de pruebas de audición pueden determinar la cantidad de pérdida que experimenta en comparación con el promedio de muchos otros oyentes adultos con audición típica.
El volumen de los sonidos que escuchas se mide en decibelios (dB), siendo 15-20 dB el susurro más suave y 120 dB el de un motor a reacción. Los sonidos más suaves que se pueden escuchar se llaman umbrales. Los umbrales de audición normales para adultos se consideran de 0 a 25 dB en todo el rango de frecuencias probadas. Las pruebas del habla también se realizan como parte de esta serie de evaluaciones y ayudan a evaluar los niveles de palabras particulares que puede escuchar con claridad. Estas pruebas pueden ayudar a determinar el tipo de pérdida auditiva que está experimentando, que puede clasificarse conductiva, neurosensorial o mixta.
La pérdida auditiva conductiva ocurre cuando hay un problema con la forma en que se conduce el sonido al oído interno y a una estructura llamada cóclea. El problema puede radicar en el canal auditivo, el tímpano (membrana timpánica) o el oído medio (huesecillos y trompa de Eustaquio). El oído interno y el nervio auditivo no se ven afectados en este tipo de pérdida auditiva.
Los síntomas de la pérdida auditiva conductiva son similares a los de otros tipos; sin embargo, las personas pueden quejarse de que los sonidos son apagados o demasiado bajos.
Algunas causas de pérdida auditiva conductiva pueden incluir:
La pérdida auditiva conductiva puede ser temporal o permanente, según el origen del problema. El tratamiento médico puede corregir algunos casos de pérdida auditiva conductiva, mientras que los audífonos pueden ser una opción de tratamiento recomendada en casos prolongados o permanentes.
La pérdida auditiva neurosensorial ocurre cuando hay un problema con los receptores sensoriales del sistema auditivo, específicamente en la cóclea del oído interno o nervio auditivo. La mayoría de la pérdida auditiva neurosensorial se produce como resultado de una anomalía o daño en las células ciliadas de la cóclea. Esta anomalía impide que el sonido se transmita al cerebro con normalidad, lo que provoca pérdida de audición.
Las personas con pérdida auditiva neurosensorial pueden oír el habla apagada, sufrir tinnitus (o zumbidos en los oídos), tener dificultad para oír en entornos con ruido de fondo o problemas de claridad del habla.
Existen varias causas de pérdida auditiva neurosensorial, que incluyen:
Las pérdidas auditivas neurosensoriales generalmente son permanentes y pueden permanecer estables o empeorar con el tiempo. Se necesitan pruebas de audición de rutina para controlar la pérdida auditiva. Los audífonos son el tratamiento más común y exitoso, ya que permiten a los profesionales de la audición ajustar la configuración a medida que cambian las necesidades.
La pérdida auditiva mixta ocurre cuando una persona tiene una pérdida auditiva neurosensorial en combinación con una pérdida auditiva conductiva. Esto significa que hay un problema tanto en el oído interno como en el oído externo y/o medio.
La pérdida auditiva conductiva puede ser temporal o permanente, según el origen del problema. La pérdida auditiva mixta a veces se puede tratar con tratamiento médico y los audífonos son una recomendación de tratamiento común.
Recomendamos encarecidamente a los consumidores que acudan profesionalmente a un audiólogo autorizado o a un otorrinolaringólogo para obtener autorización para el uso de audífonos.